lunes, 16 de septiembre de 2013

LA CLORACIÓN SALINA

¿PISCINA DE CLORO O DE AGUA SALADA?
Hoy en día existen varios métodos de tratamiento del agua de nuestras piscinas. Aunque la gran mayoría de las piscinas todavía desinfectan el agua por cloración (química), otros métodos de carácter manual ganan terreno dentro de los tratamientos de agua: la desinfección por OZONO o RAYOS UV, y la CLORACIÓN SALINA.




De estos nuevos métodos, la cloración salina es el más destacado hoy en día, gracias a su funcionalidad y su bajo coste.
La cloración salina es un proceso que convierte nuestra piscina en un verdadero circuito cerrado donde con los elementos presentes (el agua y la sal) se logra desinfectar el agua de manera natural y controlada.


 

BENEFICIOS DE LA CLORACIÓN SALINA
Los cloradores salinos producen cloro (un cloro puro) de manera natural y controlada evitando la sobre dosificación. Este cloro natural elimina las clorominas y microorganismos que no son erradicados mediante la cloración convencional (química).
Su fácil y económica instalación sugiere que los cloradores salinos son la opción predilecta si recapacitamos sobre todo lo que podemos ahorrarnos, no sólo en tiempo, sino también en productos químicos a lo largo del año.
La cloración salina no tiene las molestias de la cloración química: el agua de una piscina salina no irrita los ojos, no crea reacciones alérgicas, ni olor a producto químico
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Como funciona un clorador salino

La cloración salina se basa en la electrólisis salina, (que data de más de un siglo, descubierta por el físico y químico inglés Faraday).

El sistema consiste en aplicar una pequeña corriente eléctrica al agua, y así se consigue generar cloro de manera natural a partir del cloruro de sodio presente. Es importante recalcar que este tipo de tratamiento no produce solamente cloro, sino que genera mediante su proceso de electrólisis varios agentes oxidantes antibacteriales como el oxígeno y el hidróxido de sodio. 

La cantidad de sal oscila entre los 4 y los 6gramos por litro de agua (de 8 a 10 veces menos que en el mar con sus 38 g/L).

Este proceso es ecológico y sumamente económico. Una vez echado la sal, no se añadirán más producto que un eventual corrector de PH.

 
Sin embargo, el proceso de la electrólisis eléctrica puede desequilibrar el PH del agua, con lo se necesitará siempre un control de su PH (manual o automático) y una corrección del mismo (corrector de PH).

Un PH mal equilibrado puede ocasionar un cambio en el color del agua, el deterioro del material (en caso de PH demasiado alcalino), la irritación cutánea y la aparición de algas (en caso de PH demasiado ácido) y una eficacia menor de los agentes desinfectantes del agua.


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